El último viaje del Hindenburg

El 2 de mayo de 1937, el día anterior a su viaje, se estaba preparando para el día siguiente el enorme dirigible D-LZ129 Hindenburg. En esa época los grandes dirigibles, eran la única manera de hacer grandes vuelos de forma cómoda y muy lejos por pasajeros a todo el Mundo. Este “navío” aéreo llevaba acumulados 17 vuelos, 10 a Estados Unidos y 7 a Brasil.

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La aeronave tenía un largo de 245 metros; un ancho de 41 metros; 16 bolsas, 14 de hidrógeno y 2 de aire; 200.000 metros cúbicos de gas hidrogeno; 4 motores diésel Daimler-Benz Db 602 de 1.200 caballos de potencia cada uno; una velocidad máxima de 135 kilómetros por hora; un peso de 193 toneladas; una autonomía de vuelo de 12.880 kilómetros; un máximo de 75 pasajeros y 61 tripulantes.

El 3 de mayo, en un campo de aviación situado en Frankfurt, el Hindenburg estaba ya listo para emprender el vuelo, embarcaron 45 pasajeros y 60 tripulantes, rumbo a la estación aeronaval de Lakehurst en Nueva Jersey, a la espera de soltar amarras para iniciar el viaje. Antes de entrar en el D-LZ129 a todos los pasajeros que tuvieran cerillas y mecheros se los confiscaban hasta destino, debido a que el gas que levantaba el enorme dirigible era hidrógeno, se aseguraban que nadie usara estos objetos que podrían ser peligrosos en vuelo. Ya embarcados, los ocupantes y carga se sueltan amarras por lo que la aeronave asciende a las 20:00 horas de la tarde, ponen los motores en marcha y les dan máxima potencia, en unos minutos alcanza la velocidad de 135 kilómetros por hora y situándolo a aproximadamente a 400 metros de altitud. Empezaba el largo viaje hacia los Estados Unidos cuya distancia sería de unos 8.000 kilómetros y el tiempo de vuelo aproximadamente 60 horas de vuelo, unos dos días y medio.

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 A lo largo del viaje, los pasajeros disfrutaron del confort que ofrecía esta gigantesca aeronave: paseos por sus cubiertas con vistas panorámicas, en el bar restaurante, disfrutando de muy buena comida y bebida de todo tipo, todo esto servido por camareros, fumar en una sala habilitada con un único dispositivo para encender cigarros, además estaba presurizada para ello, intimidad en los camarotes, lavabo en cada uno de ellos, así como ducharse, prácticamente lo que se hacía en los grandes trasatlánticos de la época como el Queen Mary. A título de información este enorme buque tenía una velocidad máxima de 56 kilómetros por hora, aproximadamente la mitad a la del Hindenburg.

El viaje no se hizo con normalidad, vientos de frente hacían resistencia por lo tanto hacían avanzar el enorme dirigible a menos velocidad, esta es una de las dificultades meteorológicas que obligaron a presentarse a destino muchísimo más tarde.

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En la tarde del 6 de mayo de 1937, el Hindenburg pasó por la ciudad de Nueva York allá por las 15:30 horas, los pasajeros disfrutaron de muy bonitas vistas de la ciudad de los rascacielos.

Horas después, antes de llegar a destino, una tempestad acompañada de aparato eléctrico en el campo de vuelo obligaba otra vez a retrasarse, otra hora más de vuelo. Finalmente, el D-LZ129 pudo avanzar a la torre en la que quedaría anclado, soplaba el viento por lo que la tripulación que dirigía la aeronave estaba obligaba a hacer fuertes virajes moviendo los timones con brusquedad para corregir el rumbo. En tierra un periodista llamado Herbert Morrison graba la noticia con un nuevo sistema de grabación de voz portátil, se había inventado el magnetófono.

A las 19:25 horas de la tarde (pretendían llegar a las 7:00 de la mañana aproximadamente) el dirigible suelta amarras para que los operarios de tierra los agarraran y lo llevaran a la torre de anclaje, segundos más tarde el dirigible estalla por la zona de popa a 75 metros del suelo, empieza a hundirse sin control hacia el suelo. El periodista Morrison repentinamente cambia de voz mientras daba la noticia:

¡Esta estallando en llamas! ¡Es una de las mayores catástrofes del mundo! ¡Todos los pasajeros! Les digo que… ¡Es una masa de restos humeantes! Sinceramente me cuesta respirar, voy a adelantarme donde pueda ver. Es terrible yo… yo… amigos, tengo que parar un momento porque se me va la voz ¡Es lo peor que he visto nunca!”

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Todo esto mientras el dirigible toca el suelo aplastándose contra él, los operarios de tierra huyendo, los pasajeros y tripulación tirándose al vacío, la parte delantera del D-LZ129 es la que queda aún en aire se posa finalmente, el nombre Hindenburg arde y finalmente se hunde la estructura quedando en un amasijo de largueros de aluminio, tardó menos de un cuarenta segundos en destruirse, unos 32 segundos exactamente muriendo un total de 36 personas entre pasajeros y tripulantes, 13 y 22 personas respectivamente a lo que se ha de añadir la muerte del capitán del dirigible debido a sus gravísimas quemaduras, pese a todo, lograron sobrevivir 62 personas. La noticia conmociono tanto que supuso la desaparición de los dirigibles, fue el fin de una época, y de un tiempo, en que estos parecían que iban a ser los medios de transporte aéreo del futuro.

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CAUSAS DEL SINIESTRO

Más de 8 décadas después del siniestro se llegó a la siguiente conclusión de forma científica, esta al parecer definitiva:

El enorme dirigible antes de llegar a destino, estuvo envuelto de aparato eléctrico cargando electrostáticamente la descomunal estructura de costillas, largueros y vigas de duraluminio…

El fuerte viento obligó a hacer muy fuertes virajes con bruscos movimientos de los timones, haciendo que la estructura estuviera en tensión, debido a estas enormes fuerzas, uno de los cables que aseguraban vigas se rompió, dando un fuerte latigazo a una de las celdas de gas hidrogeno rasgándola y saliéndose este.

Al soltar amarras las cuerdas que luego se engancharían a la torre de amarre por los operarios de tierra tocaron el suelo. Justo al hacer las cuerdas contacto con el suelo se hizo una descarga eléctrica produciéndose una chispa que posteriormente provoco una explosión justo en la parte posterior del dirigible, justo donde el cable dio el fuerte latigazo a una de las celdas de gas elevador, incendiándose este y su destrucción en menos de cuarenta segundos llevando a cabo esta catástrofe.

OTRAS CAUSAS

Se llegó a barajar las siguientes causas que pudieron llevar al fatídico accidente aéreo.

La composición de la pintura exterior de la aeronave que especularon inflamable y que esta se parecía al combustible de cohetes y esta produjo su combustión por la electricidad estática.

El suicidio de una persona usando una pistola justo en la zona del inicio de la explosión.

El sabotaje, poniendo una bomba y posterior explosión, este para destruir un símbolo de la Alemania Nazi.

La mera aparición de fuego de Santelmo en el dirigible alcanzando el hidrógeno.

Autor: Joaquin Narro Peña
Socio 681

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